viernes, 26 de abril de 2024

El tapón del cava

 

Como frívola narcisa

en el sillón retrepada,

nos quieres “vender la moto”

de la introspección precisa

sobre tu crisis privada.

 

Con la lista de mentiras

-proverbial y lastimera-

de la que eres manirroto,

¿nos planteas la guajira

de esta nueva pejiguera?

 

¿Tú, hablando de líneas rojas

como, de orejas, el burro?

¿Exhibiendo tus congojas

con melindres de cazurro?

 

Y a ese siguiente nivel

de ridículo inaudito,

de esperpento sideral

y baile de los malditos,

¿nos propones que subamos?

Vamos, vamos…

Para esa “moto”, Jerez.

Ya lo ves.

lunes, 15 de abril de 2024

Entretelas y enramadas

 

Hoy que apenas hay viento por aquí, y mientras el mayor bullicio envuelve la fiesta de la Feria sevillana y “coloca” en diferentes medidas de “rebujito” a los asistentes, tropiezo, vía internete, con una pieza que pertenece al repertorio de Sting, ese señor de sobria apostura y talento garantizado.

“Shape of my heart” es su título y, sin visible causa, una recóndita fibra de esas que navegan por el cerebro (o por la entretela que sea) se nos conmueve y estremece más de lo que ya, algo endurecidos, viene sucediéndonos.

Que sea el contraste del silencio en el acuario, no debe descartarse, y esa condición misteriosa y delicada, emocionante, de una música y unas palabras encajadas con arte de orfebre, justa flecha de plata en el centro de la difusa diana del Hipocampo.

Luego consigo definir otro tema que el Comodoro, inolvidable amigo, me hizo escuchar en uno de nuestros viajes y que me confirma lo que las notas en el aire llevan y traen de contagio, de influencia consciente o no.

-¿Te refieres…?

-A cómo “Fields of gold” coincide parcialmente o desciende acaso de “My back pages”, que de Dylan hacían suya con sus litúrgicas armonías vocales The Byrds.

-¿La rama que al tronco sale?

-Qué sabe nadie.       

viernes, 29 de marzo de 2024

Cerrando marzo

 

A la sabiduría del Creador,

que inextricable a nuestras mentes queda,

“debe deberse” el tenue pormenor

que a toda comprensión suspende y veda.

Lo he examinado con algún colega,

perplejo como yo con tal detalle,

concluyendo que con nosotros juega

Dios, añadiendo lágrimas al valle.

 

Y así, nos preguntamos desolados

por qué casualidad antojadiza

los varones nos vemos condenados

a ver cómo el cabello ralentiza

su crecimiento y abandona el plano

que, de suyo, merece en la cabeza;

mientras que, resistente cual troyano,

por el rostro la barba se endereza

y florece a destajo y con firmeza

“como si no hubiera un mañana”.

 

¿A qué tan fiero y desigual reparto,

si en teoría es cuestión de hormonas?

¿Era preciso este rigor de esparto?

¿Este desequilibrio, esta encerrona?

 

-¿Qué te ocurre, Hipocampo, que otros días

cuestiones más golosas combatías?

-Que nada tiene arreglo y me refugio

rimando a solas estas fruslerías.

-Llueve a mares.

-Ya era hora.

viernes, 8 de marzo de 2024

Marzo "alante"

 

Verde y revuelta la mar:

espumas de un blanco sucio,

vienen encrespadas olas

que, en un crescendo especial,

van agrandando el rumor

que, como dicen algunos,

encierran las caracolas.

 

Antes que despunte el día,

ráfagas de viento frías

le dan aires teatrales

al jardín, a los cristales

del porche, en esta jornada.

 

De pasada,

instalado en el sillón,

contemplativo y absorto,

me envuelve la ceremonia

del último emperador

de China o de Babilonia.

 

Luego va saliendo el sol

acariciando las ramas

amarillas de mimosas.

La rutina familiar,

doméstica, de las cosas

regresa con el café.

-Hipocampo…

-Ya lo sé.  

lunes, 4 de marzo de 2024

Dune 2

 

no es una fase de una urbanización ni un edificio de oficinas, sino la fantasía extrema que se ha estrenado bajo tal título y que se caracteriza principalmente por su desmesura. Ya desde el sonido, formidable incluso para desgastados oídos de veteranos, se acumulan con premeditación las dimensiones del espectáculo. Y, metidos en harina, y en arena, pueden señalarse algunos aspectos que, por cierto, son frecuentes y comunes en el cine de ahora.

Si nos atenemos al título, ha debido precederlo una primera entrega de estas dunas, aunque es dudoso que quienes la conozcan se deslíen mucho mejor en ese laberinto de nomenclaturas bizarras, arbitrarias y caprichosas que designan una confusión de personajes, territorios y planetas ficticios, dinastías, linajes y ejércitos, etc. que requerirían un manual o al menos un cuadro sinóptico, un organigrama empresarial, para facilitar la digestión. Y como todo está inventado, se recurre a dejarse remolcar, buscando la inspiración en trillados fanatismos revolucionarios con mesías incluido; en evocaciones deudoras de las gladiadoras luchas del coliseo romano, cuyo diseño alcanza aquí cotas de delirio que Hitler y Speer se habrían quedado cortos para soñar; en máquinas de guerra que “pa qué” y en unos deliciosos “autogiros” (el arcaísmo es mío) a modo de maléficas libélulas gigantescas. En vestuarios algo galácticos y en conflictos de poder elementales entre quienes parecen los buenos y los malos.

No se prescinde tampoco, claro, de pinceladitas de bobo romance de “selfi” para adolescentes blanditos, faltos del último hervor.

En fin, que la “peli” les ha quedado primorosa y grandiosa pero, si escarbamos un poco, no se va a encontrar mucho asunto al fondo. Y queda en el aire una sugerida, anunciada, tercera parte que prevemos (que lleva sólo dos letras E, ¿vale?) heroica y épica también.

A ver si no me la pierdo.    

domingo, 25 de febrero de 2024

Una mera hipótesis

 

Sólo por si se diera la posibilidad, la ocasión.

Si cesare el consentimiento en un instante delicado del trámite, que podría ser cualquiera, puesto que es un elemento decisivo e inapelable, según se anda proclamando; si, a la sazón, la escena y la relación estuvieren discurriendo ya plenamente en la fase digamos introductora, con lo comprometido del detalle…, ¿podría por ventura equivaler tal repentina decisión a un unilateral coitus interruptus?

Y de ser así, ¿cómo evaluarlo con indiscutible certidumbre, cómo no comparar esa inasible cuestión con el libro vertiginoso de infinitas páginas que elucubraba Borges en uno de sus laberintos?

¿A qué portales cósmicos de filigrana se verán abocados los abogados laboriosos, los altos magistrados de las sucesivas instancias, que han de fallar los pleitos en cualquiera que sea la dirección?

viernes, 23 de febrero de 2024

"Only for your eyes"

 

La inclusión sabia, oportuna mejor que otra cosa, de la póstuma canción que los sobrevivientes Beatles han estrenado y editado poco ha, no es el detalle de menor encanto que implica el film “Argylle” y, de paso, pilla desprevenido al espectador, llevándolo de la mano a una inesperada emoción, a un sentimiento de post-nostalgia que claramente impregna esa melodía, muy a propósito para calar hondo.

También hay un gato que parece un búho, y que viaja en una mochila que se da aires de burbuja/casco de astronauta; hay una verdadera orgía de imágenes fantásticas y preciosos decorados y secuencias de exageración inverosímil para construir un lujoso ejercicio de diseño y arropar la breve y siempre valiosa intervención de Samuel L. Jackson, el profesionalismo expresivo de Sam Rockwell y la placidez sonriente de la orondita Bryce protagonista que, como en indirecto espejo XL, evoca y remite al (qué pena, tan corto) transitorio personaje inicial a cargo de Dua Lipa, Lagrange deliciosa, en su vestido dorado, de Versace, deslumbrante de seducción y belleza…

 

“Argylle” pone en la cocktelera esos y otros ingredientes para ofrecer un espectáculo extraordinario (con pirotecnias contundentes que ni tan siquiera las últimas entregas de Craig/Bond, las sofisticadas sastrerías de Kingsman o los largos tiroteos de Keanu/Wick han igualado todavía) en el que lo enrevesado y algo confuso del argumento pasa a ser secuela consecuente y trivial de las “pelis” de espías, agentes secretos, etc.

Un gustazo para tus ojos.   

jueves, 22 de febrero de 2024

El "domesticado" servicio doméstico de Perro

 

Con la chulería y el desentendimiento de costumbre, los ministros de turno (dispensadores superfluos de presupuestos manirrotos, con tanta “competencia” delegada en las autonomías) sólo -el acento ortográfico, nenes- se destacan por su actitud sumisa y de peloteo comparsa, hasta disolverse en la propia irrelevancia y las vergonzosas complicidades, agarrados con firmeza de percebes correosos a sus pingües sueldos, prebendas, emolumentos.

Así que no es novedad que sigan sin solución válida las justísimas reclamaciones de los agricultores, ganaderos, guardias civiles y el largo etcétera cuyas consecuencias a todos nos afectan.

Les debemos nuestro respaldo; procede la solidaridad sin fisuras con estas personas que absolutamente son NUESTRAS.

Y cabría preguntarse por qué los escasos incidentes y conductas aisladas que han desafinado en ese concierto, lo han hecho al parecer y sólo -el acento, nenes- con los emisarios de la Sexta.                   

martes, 20 de febrero de 2024

Un calvario

 

Vagando en un desolado desierto de abandono e incomprensión, sometidos a un desdén lacerante que casi nos reduce a ilusa casta de parias, nos agota el fracaso sistemático de cuantas gestiones emprendemos, que pudieran mitigar esta frustración permanente.

Los ínclitos fabricantes, los sátrapas del diseño y demás cómplices dolosos de esa cicatería, han resuelto desde hace ya demasiados años que el cuello universal de las camisas, con menudas oscilaciones, sea breve, ridículo, aventado al vacío metafísico (como para políticos al uso) con unas dimensiones infantiles que pretenden implantar, ínfulas de moda única, esa infame, alienadora e impuesta estética de mediocres usurpadores.

El nudo de la corbata (esa prenda emblemática, crucial para la coquetería masculina) queda así obligatoriamente expuesto a una intemperie descorazonadora, a un vértigo injusto que lo condena a no sentirse enmarcado como debiera, a naufragar en una orfandad lamentable.

Lejos en el tiempo permanecen, y olvidados con insolente desprecio, los cuellos de pala larga y ángulo agudo que arropaban con elegancia natural la corbata varonil.

Incluso los falaces “camiseros a medida” del ramo, que todavía se autoproclaman tales, carecen de los cumplidos moldes para el cuello que los haría dignos de nuestra consideración, y solapadamente aspiran a darnos sucedáneos incompetentes, parcos y lacónicos gatos por liebre que no convencen a los más románticos caballeros supervivientes.

Y no cuela.                   

lunes, 19 de febrero de 2024

Cine: "Ferrari"

 

Mis “blogs” se espacian ahora, se vuelven casi mensajes en la botella que un náufrago echa a la mar, sin apenas propósito ni destinatario previsible.

Hoy consulté la cartelera de las salas de “Las Salinas” (cines en Chiclana de la Frontera), y seleccioné un “film” de cuyo estreno había estado pendiente. Incluso curioseé por encima las críticas que presuntos especialistas del ramo, aventureros temerarios, habían emitido sobre él.

Nada se debe esperar del juicio, del “olímpico desdén” con el que suelen impregnar estos demiurgos sus opiniones, siempre veleidosas de exigencia y caprichos, cuando por sistema ponen el listón alto para el trabajo de los que realmente hacen cine, en tanto ellos ofician de oráculos/parásitos 2.0, retratándose así como estragados y melindrosos espectadores, como “entendidos” que más que nada buscan notoriedad con látigo de fariseos.

No hay que hacerles caso. La película “Ferrari” es un bocado satisfactorio para comensales de buena boca; y no digamos para los devotos del motor de combustión y sus derivados. El estruendo de los bólidos enardece, la peripecia personal, más o menos rigurosa en lo biográfico que sea, entretiene, Penélope borda su papel de fiera italiana, discípula de Ana Magnani y todavía queda sitio para hermosos paisajes y largas carreteras que se abren entre clásicas hileras de árboles, herederas de una belleza que siempre (los italianos son gente listísima) nos va a evocar la nostalgia del Imperio, sus mármoles y sus glorias.           

Se puede tener corazón de Ferrari, a pesar del color rojo.    

miércoles, 31 de enero de 2024

"Milady"

 

Según lo previsto, y como segunda parte anunciada de su predecesora, nos estrenan esta cinta que prosigue con las variaciones, fieles o caprichosas que sean del texto original, que continúan dando de sí las andanzas de los mosqueteros y demás personajes que escribiera Alejandro Dumas en su famosa novela.

Y no desmerece en absoluto: realización, fotografía, música, vestuario verosímil (como en la anterior), localizaciones y efectos sonoros, muy bien resueltos. Hasta la colección de armas y más aún, de los caballos elegidos para la ocasión, subrayan el empeño que sus artífices se han esmerado en poner, al ofrecernos esta versión, dicen que orgullosamente francesa.

Más interesantes en su cometido los actores que ofician del trio (Athos, Porthos, Aramis) que el que hace, un poco soso, de D’Artagnan; muy correctos, los que encarnan al cardenal y los reyes, etc.

Y la Green, cuya elección para el papel de Milady seguramente era inmejorable. Esta actriz, dueña de una mirada paralizante, traslada con propiedad todo el peligro que cabe atribuirle a sus manejos de espía en este espectacular asunto, imprimiendo a sus gestos tan sabia amalgama de cólera, ferocidad y perversión que no hay más que pedir.

Quizá el probable éxito -incluso de taquilla- de esta producción sea el tentador motivo para que, al final, la peripecia se atreva a entreabrir una eventual tercera entrega que corre el riesgo de empachar, de puro reiterativa. ¿Lo considerarán?  

jueves, 25 de enero de 2024

Cuando nos vendieron

 

los aires de saludable cambio que, muerto el Generalísimo, esperábamos como agua de mayo, con ansia ilusionada, el periódico llamado “El País” sacó pecho y alardeaba de que iba a ser la alternativa moderna (¡!) que convenía a los tiempos que, con la inaugurada democracia (¡!), empezábamos a construir, a vivir y a explorar.

Como el refrán (dime de lo que presumes, etc.), los sucesivos meandros de su recorrido han puesto sobradamente de relieve cuánto tenía de farol aquella tremolante, y luego descompuesta, oriflama.

Descendiendo por una escala de pringue y arrodillada sumisión, ya hace años que parece casi nada más que el estentóreo y vulgar altavoz del circo de feriantes cuyo remolino de detritus agita el aprendiz de brujo.

Un reguero deleznable de arbitrariedades sectarias caracteriza al “País”. Ni única ni última, ahí tenéis la expulsión (con hipócrita vestidura de rescisión contractual) de Fernando Savater, con la que esa suerte residual de panfleto acredita de nuevo su vocación de “gastrobar” hortera: ínfulas y oropel.  

sábado, 20 de enero de 2024

Así es, Don Carlos

 

Si nos dejamos tentar un poco por la retórica, o por mejor decir, por un glorioso énfasis en los términos, cabe seguramente calificar de “gesta” el triunfo que (¡por cuarta vez, nada menos!) acaba de obtener Carlos Sáinz en la prueba del DAKAR.

A mí, que tengo planteado un contencioso particular con la arena, me parece de mucho mérito que este piloto -considerablemente de edad ya madura, aunque sea un mozo todavía, si lo observo desde mis años- nos demuestre el vigor, la preparación, el ánimo indesmayable y las demás facultades o virtudes que le asisten para un pulso tan descomunal con las gigantescas y problemáticas dunas de carácter profesional que se le oponen en esa competición y que, avezado luchador, consigue dominar.

Arrostrando incomodidades sin cuento y plantando firme cara a semejante, peligroso palizón, a este hombre, a este ejemplo para conductores deportivos del automóvil, debemos nuestra admiración y nuestra enhorabuena.

Así es, Don Carlos.                

viernes, 19 de enero de 2024

El temporal de este enero

 

Infinitos instantes que vivimos, entendemos sucesivos (casi imperceptibles porque suele faltarnos la reflexión sobre su realidad) nos construyen el Tiempo que transcurre. (Es preferible escribir transcurre que escribir fluye, que puede quedar cursi, más pasado de moda que el miriñaque.)

Y por más que se han formulado teorías acerca de que, operando en “universos alternativos”, existen “tiempos” simultáneos, éstos parecen de problemática explicación, no digamos ya demostración válida o suficiente.

Desgajados así tales instantes, el misterio que asoma de inmediato puede ser su imposible cuenta, y más, su incierta y azarosa interrupción en la vida de cada uno: por sorpresa, no de verdad inesperado, que ya sabemos lo que hay, pero con el estilo que dramáticamente llamaríamos “a traición”, ¿cuál es el instante que va a señalarnos el descarte personal que se nos reserva? ¿Podría suceder, por ejemplo, entre dos gestos cotidianos, triviales, como abrir la ventana para ventilar la cocina y encender una lámpara?

Subdivididos los instantes hasta lo vertiginoso, hasta lo inverosímil, ¿puede haber un final en la fracción de instante que impensablemente se da para que el espejo nos devuelva la imagen que acabamos de ofrecerle al colocarnos delante de él?

 

-¿Y esto se te ocurre porque, sentado en el sillón del porche, andas mirando cómo agita el viento los árboles de enfrente?

-Supongo.              

miércoles, 17 de enero de 2024

Ya sé que ando desaparecido

 

Desde luego, resuelto -como me propuse meses atrás- a no mirar en lo posible las porquerías que la casta política incesantemente perpetra con pretextos ideológicos de índole variada y casi siempre inservibles. Desde luego, enclaustrado en parte mientras el ruido y las boberías rutinarias y reiteradas de los ritos navideños y del cambio de almanaques han vuelto a aturdirnos.

Hastiado de los “convenientes” embotamientos y socaliñas, de los anzuelos y las doctrinas con que nos/os van manipulando; básicamente, harto.

Por si a alguien le interesa, esta os ofrezco a modo de explicación y cortés excusa.

 

Atracones de lectura, un par de incursiones por las agotadas salas de proyección (“El rapto”, “El protector”). Poco más que comentar, atónito con las barbaridades y las horteradas que nutren los espacios de televisión.

¿A nadie le suena a trampa programada? ¿A desgaste deliberado, a gota a gota (malaya) de la más cutre y pérfida anestesia?

¿Hay que seguir tal cual, cómplices acobardados del engaño?

martes, 2 de enero de 2024

¿Empresarios arbitrarios?

 

No contento con subir de modo permanente “los precios galopantes de sus cosas” (el zumo de naranja con pulpa va camino de ser un inalcanzable elixir), el señor Roig, con modales de autócrata redomado, ha dado orden de retirar de las estanterías de sus supermercados los productos típicos de navidad, mantecados y así.

No imagino dónde puede haber leído esta criatura que el 2 de enero es ya una fecha impropia para que los aficionados insistamos en esas delicias favoritas de nuestra tradición. Y desluce mucho esa vitola, esa aureola que le anduvieron poniendo cuando la pandemia, de casi benefactor público, siendo en realidad y solamente un mercader más, un empresario más, a lo suyo.

Su habilidad como hombre de negocios está fuera de duda. Como también que un inversor de lo que sea pretende ganar dinero. Eso es así. Y no cabe entenderlo de otra forma; ni caben las protestas demagogas, hipocritonas que tan a menudo se formulan, si admitimos esta “democrática” libertad de precios de este tramposo estado del bienestar, que vaya tela. Porque la libre y salvaje especulación, que es otra manera de no llamar al pan, pan, etc. malamente ayuda a que tengamos un feliz año nuevo, pichones.