jueves, 25 de enero de 2024

Cuando nos vendieron

 

los aires de saludable cambio que, muerto el Generalísimo, esperábamos como agua de mayo, con ansia ilusionada, el periódico llamado “El País” sacó pecho y alardeaba de que iba a ser la alternativa moderna (¡!) que convenía a los tiempos que, con la inaugurada democracia (¡!), empezábamos a construir, a vivir y a explorar.

Como el refrán (dime de lo que presumes, etc.), los sucesivos meandros de su recorrido han puesto sobradamente de relieve cuánto tenía de farol aquella tremolante, y luego descompuesta, oriflama.

Descendiendo por una escala de pringue y arrodillada sumisión, ya hace años que parece casi nada más que el estentóreo y vulgar altavoz del circo de feriantes cuyo remolino de detritus agita el aprendiz de brujo.

Un reguero deleznable de arbitrariedades sectarias caracteriza al “País”. Ni única ni última, ahí tenéis la expulsión (con hipócrita vestidura de rescisión contractual) de Fernando Savater, con la que esa suerte residual de panfleto acredita de nuevo su vocación de “gastrobar” hortera: ínfulas y oropel.  

2 comentarios:

  1. La verdad que de diario estandarte ha quedado en un "pendón". Ya empezaron con la expulsión de Maruja Torres, Ramón Lobo y algunos más.....el siguiente puede ser Jan Luis Cebrián. La prensa digital e "imparcial" le ha arrinconado, como OK diario.
    Un fuerte abrazo desde Aluche.

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  2. Toda la razon maestro. Echar a alguien como fernando savater de un periódico da la medida de la pluralidad democratica de ese medio de comunicación.

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