jueves, 24 de febrero de 2022

Mientras empiezan a zurrarse en la nueva guerra

 

La propia identidad, ¿es ese espejismo de creer que uno prosigue sin casi novedades? ¿De sentirse, igual que antes, apuntalado de modo ilusorio por los recuerdos de andanzas pasadas? ¿De saber que mi DNI es el definitivo, según me previno la funcionaria que, en su día, me “atendió” con el típico tonillo admonitorio y medio condescendiente que caracteriza a la gente de su gremio?

 

Cuando niño, éramos tan pocos de nombre Rodrigo, en la España de entonces, que con asombro supimos de un señor de Córdoba que andaba haciendo una especie de estadística o recopilatorio, y por el momento (ese momento) nos contaba apenas con los dedos de una mano, incluyéndose él mismo.

La propia identidad, ¿es también ese nombre, la histórica y fiel adhesión como cliente del Sanatorio*, el cariñoso barrilito de “oloroso Irene”, deudo del mismo, la zurrapa de lomo nuestra de cada día?

¿El hombre que creo parecer? ¿O el abuelete que insiste, a través de 32 años ya, en el riego de su jardín, contra el sedentarismo que sabemos, y al que quien pasa observa vestido de “chándal” y tocado con una gorra de capitán de navío de carnavales?

¿El que sostiene ritos y pareceres, cada vez más descolgados con honor de modas y modos predominantes?

A ver si resulta que va a ser un cuento eso de la propia identidad.

 

*Bodegas en Chiclana de la Frontera.       

1 comentario:


  1. Pues así es Maestro, el DNI definitivo en la Comisaria de Aluche/Carabanchel lo llaman perpetuo-suena más a longevidad.
    ¿Ya 32 añitos que dejaste esta Corte de villanos.....?
    Sabia decisión, ser cliente moderado del Sanatorio y así esquivas al obituario .
    Salud, suerte y un abrazo desde Aluche.




















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