sábado, 12 de febrero de 2022

La intacta terquedad del refranero (apócrifo)

 

Con imperdonable olvido, la cobarde “corrección política” había descuidado el asunto. Y ahora, la cansina legión de sus acólitos subsana tal carencia con apresuramiento vertiginoso y escrúpulos de exactitud semántica, semiótica y lo demás que se les pueda ocurrir.

Seguro que los propios nominados prefieren seguir acogiéndose con rebelde orgullo a la marca original, ya acreditada en el ramo y por la que son ampliamente conocidos. Pero se impone el rigor y las “ágoras” de la información y de los arrepentimientos buenistas se vigilan para que la rectificación actual se extienda cuanto antes.

 

Así que no pasa nada si continuamos mal-diciendo Latinoamérica en vez de Iberoamérica, que eso seguirá sin sonrojo; pero se acabó lo de las bandas latinas.

Porque como parece que ya las integran tanto oriundos “de allá” como, por desgracia y poco a poco, indígenas “de acá” y, otro sí, jovenzuelos “de segunda generación”, se exige adaptación neoconversa y sobre todo una esponja áspera y contundente que borre esta próxima “memoria histórica”, los muy recientes orígenes y procedencia del fenómeno, su filiación inocultable, el preciso alarde indiciario de su “santoral” lumpen. Qué bonito.

Luego queda la intacta terquedad del refranero: aunque la mona se vista de seda…. peor “pa” la mona.

-Y “pal” zoológico.

-Ecco.

-¿Y no andaban tan preocupados los ecologistas con el control y la erradicación de las especies invasoras?

-Pues ya ves.   

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