domingo, 21 de agosto de 2022

Protección civil

 

A las 9 de la tarde, las veintiuna horas, vaya, los altavoces de la megafonía en la playa difunden, con rebotes de sonido y ecos confundidores, unas palabras de supuesta y cordial despedida a los bañistas y veraneantes, hasta mañana.

Como “semos” un país que presume en lo oficial de “tendencias laicoprogres”, no redondean con el clásico y ya descartado “si Dios quiere” que tanto encrespará a rojos y ateos varios.

De todas maneras, la corta perorata es ininteligible y da pie para poner en entredicho y con guasa su utilidad de galimatías críptico, de abstruso mantra gutural.

Solapadamente, espero con regocijada ironía la tarde en que – con ese mismo sonido que nada aclara – anunciarán que “mañana soltaremos a los cocodrilos” para que el público ensimismado que alcance a descifrarlo proceda a tomar las precauciones correspondientes en orden a la salvaguarda de su integridad corporal, esquivando así un destino de cebo que nadie en su sano juicio querría asumir.

 

Estamos en la 2ª quincena de agosto y en una nueva subida de las temperaturas, por si sirviese a contrarrestar el granizo de las tormentas. Pero que conste que, unas fechas atrás (4VIII2022), aquí ya alertamos sobre las calamidades que, como un imán fatídico, atrae sobre “los españoles y las españolas” el gafe presidencial.   

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