martes, 2 de agosto de 2022

Las "medidas"

 

para el supuesto ahorro “solidario” de energía son tan prolijas, pintorescas y farragosas como de muy difícil cumplimiento y, como casi todo lo que se decide hoy, repletas de excepciones, particularidades y agujeros de colador; y bastantes de ellas, irrelevantes cuando no ridículas. Fuera de que, para ponerlas en marcha, contaremos, como de costumbre, con pocos inspectores y estrictos sólo a medias.

Pero el rebaño se deja hipnotizar con relativa facilidad y más ahora que anda distraído con el veraneo. Y con la trivialidad de la corbata sí, corbata no.

Adminículo de tradición en el atuendo masculino, siempre ha tenido en contra la tendencia general del rojerío a la iconoclastia irreverente y a la intención de señalarse como “descamisaos”, a ser posible comunistas, anarquistas y similares. Que ya los “sans-culottes” pueden servir de precedente por no remontarse más atrás.

Es gente muy de llamarle democráticos a detalles así, jugando a confundir y confundirse. Arturo Fernández, chatines, se ve que sabía que la cosa no iba del calor del verano (todos los años de todos los siglos lo hay) sino del respeto, el decoro, el criterio de oportunidad y también el señorío que es condición que se tiene o se aprende. O se rechaza.

Conque nada sorprende, en manos de quien está el pandero, que estas cuestiones acaparen la atención que de otras, gravísimas, se desvía.

Por cierto, ¿para cuándo el ejemplo ahorrador en ministerios inútiles (casi todos), viajecitos en Falcon y el resto de la chulería costosísima que adorna a los fantasmas de turno?   

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