sábado, 13 de agosto de 2022

La perversión de las grandes palabras

 

Paciencia, solidaridad, sentido cívico, esfuerzo compartido.

Cuando todo eso se utiliza para acostumbrar a las gentes a la resignación, a la mansedumbre y, poco a poco, a un nihilismo paleto…

Quieren sujetarnos, amedrentarnos con la propagación de falsedades que groseramente mezclan con asuntos reales; quieren fomentar la ignorancia y el aborregamiento porque eso nos hace manejables, arreables, desvalidos.

Vale que los tiempos son difíciles. Pero los jefes, los que nos andan predicando, inflados de hipocresía y frases inútiles, son una mala ralea que ni siquiera se toma la molestia de aparentar que hacen su trabajo, que dan ejemplo.

¿No hay salida? ¿No se convoca un motín? ¿No cabe más que hundirnos?

Con tanto cinismo, desfachatez, infamia, ¿debemos pensar que en el Congreso hay diputados o cómo era esa palabra que ocasionalmente escribía Cervantes…?

-“¿Hideputas?”

-Puede.

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