martes, 16 de agosto de 2022

Nuestros políticos,

 

pobres criaturas, como están cansaditos de “velar por nosotros y por el buen funcionamiento de la Nación”, esta vez no han tenido energía para dejarse ver por los lugares que andan sufriendo las calamidades de los incendios, la sequía, etc.

Para dejarse ver (las televisiones, tan sumisas todas, siempre lo publican) y para, al menos, fingir, haciendo un paréntesis en sus vacaciones, que se solidarizan con los damnificados.

Rueda por ahí una explicación verosímil: que no es que sean unos frescos (y unos vampiros, a sus horas) sino que los cohíbe la certidumbre de que serán abucheados e increpados por los vecinos, y eso les resulta incómodo; aunque si se portasen bien (que no) esos mismos vecinos acogerían la visita con una gratitud y cordialidad ahora imposibles, que está la gente más que harta de teatrería miserable y promesas siempre incumplidas.

 

 

Nota a pie de página: no sé bien si ésa era la de cal o la de arena. Sed pacientes, que mañana Dios mediante, daremos curso a la que no es hoy.                                                                         

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