martes, 29 de marzo de 2022

Cuando se quiere fingir la sordera

 

A sabiendas de que pactó con quien no era unos “acuerdos” de clamorosa insuficiencia, que tienen más de remiendo cicatero que de solución, la encargada del ministerio de transportes balbucea ante las preguntas de los reporteros más silencios que respuestas, procurando en vano taparse con el cinismo de llamar residual a una protesta, el paro de los camioneros, que por desgracia se rendirán antes por agotamiento y decepción que por falta de razones.

La evidencia de estar en manos de los oligopolios y las mafias; desprotegidos por un gobierno incompetente y venal; gradualmente abandonados por una ciudadanía que cobardea en tablas en cuanto sus comodidades peligran; urgidos por su propia precariedad y apremiantes penurias. Esos desgastes irán desactivando este asunto que ha conseguido comprometernos a todos. Y a todos nos tocará la vergüenza de consentirlo.

Los chapuceros que nos mandan lo tienen claro: “divide y vencerás”. Y todavía más fácil, porque el rebaño siempre termina cojeando de ese indecente burladero que es “sálvese el que pueda”.

 

-Y ya en el río revuelto, ¿no te parece que se exagera el “desabastecimiento” y de camino el tendero, grande o chico, clava al cliente un alza especuladora de los precios?

-Vaya que sí. Y que después que esto pase, no es probable que la descuenten.     

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