viernes, 4 de marzo de 2022

A retratarse

 

Con trampa en las palabras, hay quien llama “conflicto” a esa maldita invasión, a la muerte y a la ruina.

Y pensar que esas desgracias ya no correspondían al tiempo de ahora ha sido querer distraerse peligrosamente de los antecedentes de estos años; de ese inocultable componente depredador que incluye, y no siempre se queda latente, el ADN ese del que tanto se habla.

Lo que contemplamos con estupor y miedo es esta realidad de una bestia cavernaria, un pez grande que salvajemente se come a un pez chico. No estaría de más que se le indigestara.

En asamblea magna, a todos nos ha interpelado Borrell hace unos días, de manera concisa, firme y nítida. No deja escapatoria ni a los imbéciles ni a los malparidos. Tampoco a los remolones del disimulo.

Conque, a retratarse.

 

Cara de circunstancias, ramplona verborrea estéril, los bustos parlantes de nuestras televisiones preguntan obviedades inservibles a las personas valientes que en Ucrania permanecen defendiéndose, víctimas ejemplares, cuya desolación y desesperanza están dando la medida de nuestra bochornosa impotencia.

Y claro, ni acordarse ahora de los otros rotos que siguen sin reparar, hay que joderse.     

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