lunes, 25 de julio de 2022

Un friso deprimente

 

Sirvientes con su señorito, títeres sumisos al capo de esa banda en la que ha quedado “La PSOE”, los recientes designados para los cargos guays del peloteo (que ni siquiera son nuevos en sentido estricto, sino bastante usados y manoseados) conforman un deprimente friso cuya inanidad nada útil augura.

El jefe vuelve a juguetear a capricho con sus empleados, sabedor del terror que inspira una desafección, un desdén, un despido más o menos fulminante en esa cuadrilla que, fuera del pesebre público, probablemente tendría dificultades para mantener el promedio de ingresos que ahora devenga.

¿No quedan socialistas decentes, razonablemente verdaderos, que griten con escándalo ante tal prostitución en su partido? ¿Qué salgan a derribar ese ídolo con pies de barro, máster en malas pulgas y la sonrisa del idiota congelada en el rostro?

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