jueves, 28 de julio de 2022

Una limosnita, por el amor de Dios

 

¿Para caer simpático, colega? ¿Para ir untándolos en la pringue aprendiza de la subvención y la ayudita? ¿Para que la inmediata mayoría de edad, de próximo cumplimiento, incline unos miles de votos favorables?

En qué poco se os tiene, garzones, cuando el detallito iniciático consiste en sólo 400 euracos, a gastar en “actividades culturales”.

“A colocarse y al loro”, predicaba Tierno el fresco, fauno de postrimerías encandilado con el estuario (que no canalillo) de la Estrada. De eso hace ya mucho tiempo y nadie habría sido capaz de pronosticar que a tanto llegaría la degeneración presente.

Ahora a los jovenzuelos se les anima a no estudiar ya que no habrá exámenes que los filtren.

Y a gastarse los 400 en actividades culturales que acaso den preferencia al reggaetón, y que se evaporarán rápido, con lo canija que es la limosnita.

Pero a los barandas todo les parece el chocolate del loro. Aunque tenga proporciones y tintes de chapapote cuya inundación no habrá presupuesto que la limpie.

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