lunes, 30 de mayo de 2022

Al mal tiempo...

 

La firme resistencia, lo que debe

al decoro que te hace presentable,

es mantener un mínimo relieve

de cohesión interna y manejable.

Ceder la guardia apenas solamente

cuando la tempestad lo arrase todo;

con naturalidad, ser consecuentes

cuando no hay más remedio y ya, ni modo.

 

Como último recurso,

echar mano retórica al discurso

de que no hay mal que por un bien no venga;

que ante un refrán de peso, nada cabe

que pueda interponerse a tal arenga.

No rendirse del todo al innegable

deterioro que avisa la evidencia,

conservando lo que de navegable

mantenga el rumbo de nuestra conciencia.

 

“Repintar los blasones” sin pasarse,

ojo avizor, al borde del abismo,

de un tropezón que siempre ha de evitarse

para perseverar en uno mismo.

 

-Predicador estás. Yo es que alucino.

-Eso te ocurre al no saber andar

con estilo taurino.

Atente al junco, arrímate al pincel

que traza su sendero al peregrino.

 

(De resignado temple y filigrana,

estas líneas de hoy por la mañana.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario