jueves, 12 de mayo de 2022

Directa al podio

 

Con ánimo temerario, con morbo que no tiene perdón e insensatez deleznable, me apresto a enfrentar una vez más el catálogo de escombros de lo que fue en su día el festival de Eurovisión.

Desde el punto de vista musical, la decadencia y el deterioro del certamen no pasan hoy la más porosa ITV. Y el papel de nuestros enviados anualmente va acumulando dosis variables de bochorno y sospechosos síntomas de desequilibrio mental en las mentes de quienes eligen a tales representantes, decidiendo su participación en ese evento.

Cima de ese fenómeno fue la estúpida y falsa “originalidad” de mandar a ChiquiliCUTRE en 2008, cosa naturalmente acorde con la era calamitosa del presidente Zapatero.

 

Este año, acude al palenque Chanel, quien aúna a su nombre de perfume una cara bonita y una generosa agitación de nalgas y muslos entre gimnasia rítmica y trilladísima seudodanza “moderna”. Que en estos menesteres se le puedan señalar numerosas precursoras (el ya histórico atrevimiento de Joséphine Baker, las ordinarieces rústicas de Madonna, la superioridad exponencial de Megan Thee Stallion y tantos otros ejemplos de clonaciones con diversa categoría) no hace sino subrayar la rutina elemental y la levedad de su propuesta.

De eso que osan llamar canción, con lo que concurre, es fatalmente imposible extraer algo de provecho.

Así que directa al podio, ¡adelante, Chanel!

No hay comentarios:

Publicar un comentario