lunes, 16 de mayo de 2022

A punto de colisión

 

Suerte que el tramo de esa vía, entre chalets, tiene la velocidad limitada; y que soy, a estas alturas, conductor prudente y poco dado a correr.

Porque se plantó de repente (desconcertada o curiosa en pos de alguna presa o resto comestible) a poco más de un metro delante del morro del Peugeot, con unas alas blancas extendidas de ángel, y mucho más grande de lo que nos parecen cuando las vemos volar.

Poco tuve que frenar y al punto volvió a elevarse, enmendando su temeraria maniobra anterior.

 

Camino del lavado automático, y después en nuestro bar habitual del viejo SanctiPetri -calamares, bienmesabe, castillo de San Diego-, la anécdota inesperada era todavía comentario y sorpresa como suceso inusual.

En la cotidianeidad de nuestras burbujas humanas, tenemos escaso contacto con esas gaviotas, frecuentes de ver por el aire de estas playas pero muy lejos de prestarse a nuestras tendencias de domesticador antropomorfismo.

-Hipocampo, tengo una pregunta.

-Quede para mañana, si Dios quiere.

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