martes, 13 de octubre de 2020

El gerundio de "divagar"

 

Podrían ser fenicias

las velas que en el mar

desplazan esas barcas frente a mí.

 

Desde el rincón reciente

que puede que llamemos “ambigú”

(disimulando toda la metáfora

y las impropiedades del vocablo,

tan a trasmano y tan por los cabellos):

esa calma aparente

que en el agua despliega su elegancia

y el leve cabeceo navegante,

¿hay algo que remueven

en el poso de las viejas memorias?

Toda esa antigüedad

fantástica que exploran nuestros sabios

¿es un lastre heredado?

Los sedimentos fieles que el olvido

no termina de borrar en la mente,

¿convocan hoy las naves

de los griegos marchando contra Troya?

¿Las dóciles y mansas travesías

de los incestuosos faraones

por el Nilo y su delta?

¿Los feroces dragones

que las proas vikingas coronaban

trayendo tan temidas invasiones?

 

-Pues fíjate, también

dicen que eran famosos en el mundo

entonces conocido

el “garum” y los vinos y el aceite

y las bacantes de la Andalucía.

-¡Qué tiempos, tú! Y ahora

¡qué vida y qué epidemia “esaboría”!

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