jueves, 29 de octubre de 2020

Ahora,

 

si alguien nos observara desde el mar,

si ahí enfrente mirase alguna gente

y viera de repente

nuestra discreta desaparición

-que deja por la mesa en el jardín

las señales de nuestro aperitivo-,

¿podría imaginarse:

 

lo persuasivo, ese instante de amores?

¿El impulso sutil y zalamero

del corazón ligero

que a pesar del transcurso de los años

sube como si nada los peldaños

de esa escalera que no admite espera?

¿Ese destello que en tus ojos veo

renovando el jazmín de los deseos?

Y en este sinvivir de la epidemia,

¿dar paso al contraluz de la bohemia,

las persianas bajadas,

mis besos en tus muslos

de sirena y salinas demoradas?           

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