viernes, 30 de octubre de 2020

Jugar con fuego

 

Libre (y temerario) seguramente es el emisor de la burla. Imprevisible, el receptor de ella.

Sobre todo cuando, por reiterada, la burla adquiere la condición de ácido recochineo.

En la dulce Francia, tan chauvinista ella, se repiten sucesos que andan señalando lo peligroso de jugar con fuego.

“Poi sarà quel che sarà”, mas los herederos de la Revolución que, entre otras ocurrencias, ideó la guillotina, quizá darán por justificados los excesos de aquella causa. Pero con otro punto de vista y diferentes causas y justificaciones, es difícil sostener la cabal superioridad de una razón sobre otra. Debería tenerse en cuenta de forma permanente que la mirada subjetiva distorsiona la realidad, y átame esa mosca por el rabo.

Total que, religiosas o laicas que sean las ideologías, apenas le va a faltar a ninguna de ellas un cierto número de exégetas.

Y de ejecutores.

Así que ténganse todos, tiéntense todos la ropa, no sea que entren, unos y otros, en descomunal, e irreversible, batalla. Que ya están en ello.              

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