sábado, 29 de junio de 2024

La Rubia

 

Para salir huyendo con mejor comodidad de la oferta, a menudo inconsistente, que puedo encontrar en el “entretenimiento” del electrodoméstico que llamamos televisión (una emisora con otra, un programa con otro), cuento con ese artilugio que se conoce como “mando a distancia”, para rebajar algo, o no, lo que supondría llamarlo “control remoto”: no sé qué es peor. De uso constante, inestimable ayuda para omitir/esquivar el insolente ruido de los anuncios publicitarios y la mayor parte de todo lo demás.

Y anoche, espectador a saltos, encontré a las comadrejas de turno del cotilleo que se esmeraban en recordar los hitos más sonoros de tu historial como estrella muy notoria en la galaxia nacional del espectáculo, farándula o no que sea. Con el ánimo rastrerillo y las mañas de enredar que suelen desplegar ante los entrevistados.

Que tienes luces y sombras, como se dice, quién no; y que habiendo iniciado tan joven tan pública andadura, te ha dado tiempo para ir elaborando, ya se ve, ese velo o esa coraza moderada con que procuras poner tu presente a salvo de los mordiscos de la murmuración y, lo sabes, la envidia de más de cuatro.

Tú, ni caso; porque lo que sí, es que el redondeo de los años y la maternidad dejan intacta esa estampa tuya, armoniosa y radiante, Mazagatos.   

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