viernes, 2 de julio de 2021

¿No ocurre esto a Vuesas Mercedes?

 

Dramáticos o teatrales (deberíamos huir del sentido fácil, inmediato, corto, de las palabras), los copiosos sucedidos, los trances que ocuparon y distrajeron nuestras vidas suelen permanecer en un fondo de la memoria. De ahí, en ocasiones, parece que algunos asomaran y, no sin dificultad, procurasen recuperar su ya imposible realidad.

La apariencia, la textura es por lo general vaga, difuminada, con vislumbres de espejo y movimientos que tienden a deslizarse con ritmo diverso, remansos o rápidos de un río que desconoce su desembocadura.

La intención, si la hubiere, tiende a ser menos voluntaria que dispersa, y quizá daría a entender un propósito de íntimo balance.

Cuando así sea, no consigue desligarse de una sensación de espera, de pálpito grave de la única sorpresa -de las pendientes y por venir- que no lo será.

Una sensación en la que, cuándo no, late y pesa esa certidumbre del tiempo que nos pasa y se nos pasa, con su engañosa velocidad implacable, con su impropia, rumorosa añagaza de Circe.               

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