lunes, 24 de mayo de 2021

Rendirse a plazos

 

Soldando “latiguillos”, se puede afirmar que Iceta, quien ahora es ministro de algo en pago de sus servidumbres, fue el primer insípido que habló de indultos (en caliente, serviría) por las mismísimas fechas de aquellos sucesos, tan impresentables como él. Le faltó tiempo para andar clarividente (conocedor del patio de Monipodio) y anticipar este “short & winding road” cuyo previsto PROVISIONAL desenlace quiere perpetrar el chulo de los DISIMULOS para verano, cuando la muchedumbre más desentendida esté con la playa y así.

PROVISIONAL porque sólo quedará como otro pago a los chantajistas que de condición siempre son insaciables aunque aplacen, hasta la siguiente cuota, las mañas de su extorsión. DISIMULOS porque la cuadrilla sanchista, que acostumbra a camuflar los manejos (el Polisario enfermo, con nombre trucado e ingreso clínico a escondidas; la “elementa” venezolana bajándose del avión en Barajas; las corrientes y frecuentes chapuzas de Marlaska o Marlasca, Calvo inefable, las Monteros de diverso tronío, etc.), a diario practica ese estilito subrepticio fingiendo e intentando que cuele. Pero no.

No cuela. Nunca colará, por mucho que lo disfracen, el fracaso de irse rindiendo a plazos. Esto lo sabe o lo siente, y lo ha visto, cualquiera; y no se explica sino por la vanidosa ambición, atrevida y cobarde al tiempo, del piernas que, gracias a sus componendas, está con Loctite en el sillón pegado.

No cejará el moro; ni lo harán esos angelitos encarcelados a los que, además de los permisillos habituales, el indulto, meándose en los Tribunales, relajará la condena tibia por sólo sedición al nivel -qué nivel, tú- de travesura “indepe”.  

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