sábado, 24 de abril de 2021

Tarde o temprano...

 

Porque era el más cansino y el más bocazas, y los vecinos durante mucho tiempo prefirieron la moderación, o la tibieza; porque no quisieron escarmentar con ejemplos precedentes de muy similares características y consecuencias; por cobardía ante la agresividad y el tono amenazador, intimidatorio de sus diatribas, se le fue permitiendo, con tales dejaciones y omisiones, gallear y extender la sensación de que, siendo el matón del barrio, toda tropelía y atropello le correspondían en exclusiva por “méritos” de mafioso cum laude.

Así que cuando sintió que empezaban a responderle con el mismo formato de piedras, siquiera dialécticas, cuyo monopolio, de manera ventajista, había ejercido entre bravatas impunes, se revistió de hipocresías y fingió ofendidos modales que camuflaran lo rastrero de su retirada melancólica, la sorpresa de topar con la horma de su zapato al escuchar, esta vez para sí, como un eco, su no tan lejana frase despectiva y altanera de “cierre la puerta al salir”.

 

¿Violencia y odio en un cartel en el “metro”?

¿No los hay cada dos por tres en las calles destrozadas, incendiadas de los catalanes separatistas?

¿En los brindis de macabro compadreo con los colegas de las tabernas siniestras de la subversión vascongada?

¿En el método perverso de los que se quieren cargar la Nación, sentados y cobrando en el Congreso?

Hay una lista pendiente. Larguísima.  

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