domingo, 12 de marzo de 2023

Las señales de tráfico

 

Sobrada anda nuestra sociedad de veletas, de confusos y de tinteros con medias tintas. Con lo cual va de suyo que ninguno más debe ser bien acogido.


El enfoque de equilibrios titiriteros que la RAE nos propone como postrer y más reciente conclusión (la tilde de marras) no abona su papel de arbitral referencia respetable y de autoridad con mérito en el cometido que le ha sido confiado.

Una norma, para que sea tal, malamente (tra, tra) puede estar al zarandeo caprichoso, insolente a veces, de quienes debemos ser consecuentes con ella. Y resignar el empleo o la supresión del acentito dichoso al albur interpretativo de quien escribe, la deja en mera mofa o tomadura de pelo: de “pélinor”.

 

Invadido el oficio de escritor por toda suerte de intrépidos ágrafos presuntuosos y otros cantarras, pierde así, con tales arbitrariedades consentidas, su papel, que también tiene, o tenía, matices de buen gobierno para la cultura.

Y quienes medren en el desorden, en cualquier corriente turbia del río revuelto, SÓLO serán indignos usurpadores del noble nombre y de la noble ocupación del pescador.

(Que digo yo que si a los automovilistas no se nos concede individualmente la potestad de examinar -para suspenderlas o aprobarlas- las señales de tráfico, su conveniencia y oportunidad…)

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