viernes, 14 de enero de 2022

Por divertido que sea

 

Con una mezcla formidable de frescura, incompetencia e irresponsabilidad, nuestros cuadros dirigentes (mientras nos cuestan cantidades astronómicas de dinero, tan con frecuencia locamente destinado) están dando un ejemplo de desahogo permanente dejando al ciudadano que “se busque la vida” en numerosos aspectos de esta crujía enormísima.

Que precisamente por serlo, requeriría más y mejor defensa, organización, respuestas bien coordinadas.

Y lo que nos encontramos son cosas como que, de uno en uno, nos hagamos personalmente la prueba (¡el “TEST”!) que, fuera de la intrínseca efectividad relativa del aparatito, nos haremos mejor o peor, profanos todos, dependiendo de nuestra comprensión, concentración o despiste, ganas de admitir y reflejar la veracidad del resultado, frecuencia de las mediciones, atolondramiento…

Y con doloso retraso y negligencia impresentable, ahora se fija un precio máximo de ese artilugio, dejando de lado la deseable y lógica gratuidad, e intentando olvidar a la carrera el abuso especulativo de los vendedores, su monopolio pringosamente autorizado.

O sea que el mercado libre, ese axioma sagrado de que el pez grande siempre se va a comer al chico, ¿se puede intervenir? Y, de ser así, ¿cuándo procede el ajuste en la luz eléctrica, los combustibles, etc?

Atentos a las “cosas de comer”. Que no nos distraigan con el tenista en Australia, con las francachelas del “premier” rubio y despeinadísimo, con la nueva parejita y los imaginables arrumacos de su romance “en construcción”.

Por divertido que sea.   

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