sábado, 29 de enero de 2022

De pronóstico reservado

 

Tras el lanzamiento de su colección para invierno, cuyo éxito de crítica y público no han dejado de reseñar y reflejar y refrendar las más especializadas revistas del ramo, el diseñador Amalio Pincel concede al semanario “Exégesis” una entrevista en la que analiza y desmenuza y pormenoriza las motivaciones que actualmente lo llevan a la decisión de profesar en un convento de Clarisas, donde confía hallar el recogimiento y la paz que (en la vorágine de su actividad como renombrado artista de la moda en el calzado) vienen  desertando de su equilibrio emocional, en el que colegas suyos ya habían observado señales de deterioro por lo menos inquietantes, los dos últimos años.

Interpelado con la usual e intrépida sagacidad del reportero de turno, Pincel amablemente reconoce que este sesgo en su vida sin duda pondrá a prueba la continuidad fecunda de su vena creativa, aunque espera hacer compatible con la regla de la congregación que le brinda caritativa acogida el desarrollo final de las postreras páginas del libro que está terminando y que, con el título de “El iglú en los tiempos del covid”, ofrece pautas domésticas para combatir los efectos del incremento en los precios de la luz eléctrica, tales como la ingesta frecuente de calditos “con fundamento” y el uso prolongado de esas botitas de esquimal de color mostaza con forro de borreguito de las que ofreció cabal muestra en la colección de invierno con la que se despide, ojalá que sólo provisionalmente, de las pasarelas, y de la cual dábamos cuenta en la primera de estas líneas tan sin remedio fugaces y perecederas.

1 comentario:

  1. Rara avis, este Sr. Pincel. No se por qué me trae al recuerdo a aquel Don Marcial...

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