lunes, 22 de marzo de 2021

Las semillas envenenadas

 

Encenagar la mente de las personas mediante engaños.

A veces se le dice a eso manipulación; adoctrinamiento; lavado de cerebro.

Con seguridad es una de las actividades más execrables y criminales de las que con espanto todos somos testigos. Por lo menos, testigos; con frecuencia, grave y directamente afectados.

Ocurra en detalles singulares o con programación y métodos perversos y de manera sostenida, el daño que se produce es a menudo irreversible: una vez deformada la conciencia del bien y del mal, casi no quedan posibilidades de arrancar desde las raíces el árbol monstruoso que carcome y parasita una conducta y una vida.

En la política, por cierto, el separatismo lo viene haciendo durante años, echando a perder generaciones enteras, a base de inocular odio e ignorancia. Sembrando falsedades.

En los casos particulares, cualquiera de nosotros conoce - incluso padece - ejemplos sangrantes de matrimonios separados utilizando con crueldad a los hijos para sus desgraciados enfrentamientos.

Y aunque las escasas golondrinas de Tele5 no hagan verano, puede que lo de anoche convenga. Que, si no sobra, tampoco esté de más.

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