viernes, 19 de marzo de 2021

El contraste

 

De desaguisado en desaguisado, los españoles, muy a nuestro pesar, nos vamos entrenando en el estupor. Lo cual es un asco, pero si no se le da una vuelta radical al esquema, así vamos y así iremos.

Innumerables, los ejemplos que a diario contemplamos con desolación para asegurar dicho fenómeno.

Cito uno de los recientes, presentes, vinculados al “puente” de estas jornadas: ¿qué mierda es ésta de que los aeropuertos sean el coladero de turistas foráneos mientras se nos prohíbe e impide movernos a los de casa? ¿No vienen acaso esas descoloridas gentes de fuera, de países que también andan encharcados en el espanto del virus?

Dicen los idiotas de los mandamases que se les controlará. Pero es mentira y lo parece. Dicen que hay que activar (¿ya se acordaron?) el turismo y que el sector lo necesita con urgencia. Cierto. Pero tanto se llenarían las plazas de alojamiento y los restaurantes con clientes nacionales; sólo hace falta que no los obliguen a permanecer encerrados.

Normas que están sonando a capricho, arbitrariedad y discriminación, a ignorancia, torpeza y mala fe, ¿hasta cuándo?

¡Qué lejos, qué inocultable contraste entre la asombrosa moderación mayoritaria del público, y la gestión enloquecida de estos indignos e indignantes dirigentes!  

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