martes, 2 de marzo de 2021

Una ilusión óptica

 

Como para redondear (guinda en la tarta) las “fogosas” jornadas barcelonesas y así de estos días, asoma el revuelo futbolero de ése que hay quienes llaman “más que un club”.

A lo peor, lo es. Y luego vienen los ocurrentes comentaristas de la tontería. Porque mira que ha pasado tiempo desde los escándalos con Nixon que originaron la fama de aquella contracción  -aquel palabro- de Watergate, nombre del notorio hotel en el que, años después, tuve ocasión de alojarme. Pero se ve que tuvo éxito, seducción, y ahora los más intrépidos, una vez más, lo han acoplado, quizá deslumbrados por su propio ingenio, y hacen circular ese híbrido (última variedad) como Barçagate.

Ayer lo comenté por teléfono con un veterano colega, argentino y pianista simultáneamente, que también había reparado, como yo, en una posibilidad. Me dijo:

-¿Vos te fijás, pibe? Si le quitás la virgulilla, si lo modificás un poco, ya tenés como el rótulo para un local de copas: 

el BAR CAGÁTE.

-Vaya, de ese modo, sí que parece más que un club, ¿no?

 

(Luego, como de costumbre, reincidimos en el comentario de las tantas páginas de su paisano Borges que cimentan nuestra común y rendida admiración por ese extraordinario escritor.)

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