viernes, 20 de marzo de 2020

El vicepresidentO indispensable

Tan luminosa muestra de responsabilidad, sentido del deber y amor al cargo (esto, sobre todo) has exhibido, asistiendo de forma indesmayable a cuantas reuniones de gobierno procedía, que no podremos menos que darnos por satisfechos con tu excepcional profesionalidad.
Que ninguna cuarentena que pudiera afectarte ha sido bastante a disuadir tus prístinos esfuerzos por el bien de España; y tu decidida abnegación quedará en los anales (y en los anaqueles) de nuestra historia contemporánea como ejemplo y aliento de las venideras generaciones.

¡Ah, si en el Senado de la Roma Imperial, los tribunos hubieran sido como tú, en este trance! ¡Ah, si en los cónclaves cardenalicios, los escrúpulos de conciencia jamás osaran desviarse del magisterio sagrado con el que el Espíritu Santo bendice a los allí congregados!¡Ah, si el pulso de los cirujanos jamás cometiera yerros en el quirófano, cuando en sus manos sabias ponemos nuestras vidas en peligro y aun así, aferradas a la esperanza!

Que tu ánimo nunca decaiga y que tu fértil influencia sobre nuestros destinos siga sintiéndose. Que no des causa al aborrecido, y declinado, insomnio de Sánchez, para que, un día, con la ayuda de la corriente chaladura, la zancadilla que urdes contra él surta efecto y te veamos aupado cual Lenin, sobre el pedestal de los mármoles más imperecederos.

Oremus.  

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