jueves, 19 de marzo de 2020

Amancio Ortega

Los datos que sobre su vida, trayectoria y proceder son conocidos por el público, parecen avalar por completo a este señor cuya conducta ciudadana vuelve a dar muestras de responsabilidad, generosidad e implicación voluntaria y solidaria en los acontecimientos y problemas colectivos.
Lejos el tiempo en que era apreciable el número de benefactores sociales, mecenas, etc. El mundo de hoy, sin excluir a las personas que, como él, "se mojan", ha ido acentuando el innato egoísmo de la especie y son legión los poderosos del "sálvese quien pueda" o de la mirada puesta en un horizonte metafórico de distraído desentendimiento, de absortos enrocados.

De modo que cuando nos favorece la ejemplaridad de quienes constituyen una excepción, la única respuesta decente debe ser la gratitud y el reconocimiento.
Estas débiles líneas manifiestan hoy un apoyo (seguramente innecesario) hacia la labor de Amancio. Y para no empañar el tema, dejarán para otro día los adjetivos que corresponden a la envidia, la ignorancia y el odio que, como sabemos, "ilustran" el opuesto comportamiento de las ratas.  

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