miércoles, 6 de febrero de 2019

Seguramente es verdad


El ALTO CONTRASTE entre el refinamiento y la cultivada actitud vital de un excepcional pianista y los rudos modales “del barrio”, que son la sustancia de un familiar y mafiosote superviviente, da para una cinta que, no del todo road movie, pinta bien, sin truculencias innecesarias, la gira que músico y chófer llevan a cabo por los sureños estados USA, cuando la cosa era más flagrante de lo que luego se ha ido relativamente ajustando.
En “The green book” (que el santanderino Revilla preferiría conmigo “Libro Verde”), el dúo idealista/realista podría reflejar tanta pareja de ficción que ya se nos ha planteado antes y, sin empacho, apunta ejemplos de dignidad y otros, de gramática parda; relieves de sutileza y sentido de cómo se componen las situaciones pedestres, en lo que ambos personajes con reciprocidad van educándose y encajando.
La “peli” demuestra con su natural y legítimamente elaborada sencillez hasta qué punto van sobrando las muy frecuentes alharacas que aquejan al cine contemporáneo. Y sí, seguramente es verdad que el mundo está lleno de solitarios que no se atreven a dar el primer paso; pero también de quienes lo dan, infructuosamente.

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