miércoles, 20 de febrero de 2019

Vistosas variedades del asombro

Cuando con asco y cansancio el Hipocampo iba a desconectar ese electrodoméstico alienante que es la "tele", ante las mentiras y la vanagloria impúdicas de Alicia en su país de las Maravillas 2.0, una pequeña noticia lateral le ha hecho recuperar una pasajera dosis de buen humor y preguntarse:
El personal, ¿no os parece un asombroso ejemplo de variedad infinita? Porque quizá sea muestra de ello el caso de la visible vocación triple de ese cura que, además de conducir las almas de sus feligreses, reserva tiempo, mimo y dedicación a la ingesta aficionada de los espirituosos y a conducir el correspondiente automóvil sin que desde su punto de vista se detecte mayor incompatibilidad entre tales actividades.
Acaso haya un punto de imprudencia en la ponderación con la que combina los ingredientes, las varillas de ese abanico singular; pero ¿somos más prudentes los ciudadanos al ponernos bajo la peligrosísima dirección y el chulesco mangoneo (iba a escribir "mamoneo") del frívolo patoso, con sus relapsas afirmaciones y arbitrariedades? ¿Al dejarnos abanicar por este émulo tardío de Locomía, este chalán impresentable, este fantasioso cambiador urgente de colchones? 


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