jueves, 2 de diciembre de 2021

Dices tú de Falcon Crest

 

Dentro del pan (poco y caro) y el circo (abundante y ordinario) con el que alimentan nuestra sensibilidad los jerifaltes de turno, la atención pública se va entreteniendo con oropeles y culebrones, mientras nos empitona el ya inmediato “puente”.

Se ha glosado aquí, algún día atrás, un ejemplo de esas peripecias con las que de vez en cuando se les atribuyen hijos tangibles a indefinidos padres. La concreta partida de estas postrimerías de 2021 continúa, en medio de diatribas acaloradas que opinadores en general vociferantes nos plantean como espectáculo en los púlpitos diversos de la “des”- información.

 

Las últimas entregas consisten en que Navarro, cuyo numantinismo van rebajando a sólo cabezonería, ofrece ya la comprobación que su resistencia impidió otrora.

Y que los dos Reyes, mancomunados “como no puede ser de otra manera” (que es otro de los latiguillos coloquiales que nos aturden), se aferran al clavo ardiendo, o congelado, del ukase judicial que estableció en su día una verdad apenas teórica y más bien presunta que, si fuera desmontada, bastaría el considerable descrédito para una consecuente retirada y/o exilio de los afectados; aunque de momento sostengan que de eso nada, porque los ampara, o los hace impermeables contra el bochorno, el salvavidas de la sentencia de ese pleito, ganado casi por incomparecencia y que, al parecer, será inapelable hasta el surrealismo.

 

¡Y luego quieren apasionarnos los políticos con sus “chuminás”!

¡Qué “tontis”!    

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