lunes, 27 de diciembre de 2021

Por el teléfono

 

Que las inercias y los quehaceres cotidianos aplacen y escatimen nuestros encuentros personales, la comunicación telefónica empero suple algo esta carencia.

Y por teléfono tenían lugar los comentarios, a remolque de una su felicitación navideña. El interlocutor de esa ocasión no es otro que Iñaqui (o con K de euskera), pianista de pro, afincado con firmeza en predios de Benalmádena y colega de mérito a quien, si no bastaran prendas personales, ya lo avala su denominación de origen para hacerlo “grato y cordial”.

Rememorábamos ambos los tiempos en que, sobre todo por estas fechas, la televisión, sin empachos melindrosos, hacía publicidad de la ginebra, el brandy (con frecuencia e impropiedades de “coñac”), el ron, etc. cuyas liturgias son entre nosotros históricos pilares para la coincidencia.

Qué contraste, de bastantes años ya, en que, suprimida aquella jubilosa costumbre, la economía/hipocresía de mercado (que en realidad “pasa” de nuestra salud) nos atiborra de colonias, perfumes y cosmética variada en inagotables anuncios que, con muy boba presunción de estilazo “moderno”, se creen que subrayan sus recomendaciones con esos ruiditos en ese inglés con el que tan colonizados por la globalización nos quieren.

Entre risas, se me pasó sugerirle como desintoxicación, el gustazo de escuchar por casualidad en el internete “Niente e’ andato perso” y “Un passo da te”, intachables, admirables muestras de lo que Celentano y Mina (tanto monta) significan para la buena música.

Lo hago ahora, y para Vuesas Mercedes también, desde aquí.

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