lunes, 10 de marzo de 2025

Cuando tu voz,

 

por el teléfono, se quiebra en sollozos (emisarios de las lágrimas que no te veo), siempre me contagio y te sigo, siquiera sea en cuota decimal; pero genuina, bien lo sabes.

Lolo se va, últimas horas o jornadas de su recorrido. Tu amor por ese compañero va a atravesar una pena que sólo los insensibles calibrarán exagerada. Y que no lo es.

El pelaje suave, la mirada que (siempre se dice) parece que os comprendierais del todo, los andares despreocupados y sus carreras de reconocimiento y bienvenida hacia mí, en Granada o donde haya sido, otras veces. Coscón de suyo, muy receptivo a mis caricias serias de sosiego silencioso, palpando, sintiendo los latidillos de su cariñoso corazón.

Como “señor mayor”, que decía Pepe, y sentimental como lo fuera Valle, si te sirve, te digo que te hagas la cuenta de que ese astronauta regresa a sus estrellas, Irene.  

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