martes, 20 de agosto de 2024

Alien, again

 

Muchos años han transcurrido ya desde que el estreno de “Alien: el octavo pasajero” sentara cátedra y magisterio en determinado género de cine fantástico que luego se recreó en la suerte y produjo tres entregas más, sucesivas, dejando con algo de picardía plazos suficientes para que los primeros espectadores (que del horror de ese monstruo fuimos abducidos) añorásemos tales continuaciones.

No sólo esas imágenes fundamentales han tenido palpable influencia en “films” que no pueden ocultar su condición heredera: el diseño, la estética, todavía hoy conservan vigencia y atractivo singulares.  

Yo que he sido cliente de esos “aliens” hasta el punto de iniciar a mi hija en tal afición y comprarnos en video, cuando entonces, las cuatro de la saga original, no podía faltar ahora al “Alien/Romulus” que acaban de proponernos.

La “peli” es formidable de efectos, sonido, ambientes decorados “ad hoc”, unas naves interplanetarias y unos mundos que van siendo insuperables, etc. Y mantiene la tensión incluso en quienes esperamos, ya con la prevención de lo sabido, la culminante epifanía del íncubo, volviendo a salir del vientre o del tórax del personaje/víctima que toma el relevo.

En todo caso, ¿cómo no guardar en el corazoncito las naves precursoras, guapas a más no poder en su trascendida inocencia, de los “Encuentros en la tercera fase”? ¿Cómo no echar de menos a la inolvidable, magnética Sigourney?    

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