jueves, 1 de agosto de 2024

Maduros y maduritos

 

En Venezuela prosigue el problemón. No es necesario entrar en detalles, que ya nos los dan por la “tele”, etc.

Aferrado a la poltrona, chorreando grosería, mentiras, cinismo infinito, el amo del cotarro no se irá ni con agua hirviendo.

Falta ver si pueden más las naciones que lo denuncian, y la contundencia o tibieza de cada una, o la colección de afines que, tampoco nos toma por sorpresa, le dan cobertura y están con su espantosa chulería. También, no nos hagamos los ingenuos, el papel de las fuerzas armadas que siempre -y en todas partes- van a decidir en qué queda la cuestión, porque son la razón de la fuerza, cuando otra ya no hay.

 

Aquí estamos como estamos. ¿Han caído Uds. ya, tanto en los matices diferenciales como en las coincidencias?

Por la tremenda o con triquiñuelas tan forzadamente legalizadas como impresentables, con modales que incluyen hipocresía y demagogia al por mayor, qué manía de darle el revolcón a esas urnas a las que con tanta insistencia se nos conmina, o aconseja, o compromete a acudir. Para luego remendar con infamia los resultados.

 

Los ciudadanos de Venezuela quizá tengan la horchata menos anestesiada que la nuestra. Por aquí, en cambio, vamos bien, ¿verdad? La Constitución nos ampara, y nadie osaría desmontarla, tocarle un pelo, qué va. Pues ¡buenos “semos” nosotros “pa” que nos chuleen!           

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