jueves, 21 de noviembre de 2019

Cars, cars, cars

Para los aficionados y los devotos del automóvil, "Le Mans'66" proporciona una notable ocasión de disfrutar.
Y no sólo por la exhibición de algunos autos ejemplares, guapos a rabiar, que caracterizaron una época, sino por la rotunda producción del "film", que reúne imágenes, sonido y actores más que profesionales, escenas que le mantienen a Ud. (y notoriamente a Maritere) en una tensión que los oportunos pasajes de la banda sonora con eficacia potencian; y todo ello sin descuidar ciertos apuntes de nobleza, de dignidad y de coraje que no poco reconfortan, aunque ficción cinematográfica sean, en nuestros descoloridos tiempos de decepción.
Planteado así el espectáculo, lo que puede resaltar en el fondo (porque el fondo, a veces, también resalta) es el pulso proverbial entre el idealismo del amor a la obra bien hecha, con vocación e independencia de criterios, y el materialismo rutinario del dinero jerarquizado hasta la abyecta sumisión de las personas al objetivo hortera y todopoderoso de la rentabilidad y las ganancias empresariales, caigan quienes caigan: un asunto en el que, acaso, Ud. puede volver a reflexionar.

-- ¿Queda tiempo para este infinitivo?
-- Más nos vale.   

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