jueves, 5 de noviembre de 2015

"Porque, con puente o sin puente..."

Lo dicen en el taller
--no sé si será verdad--,
que en otra localidad
ha querido establecer
su domicilio apartado
el pintoresco alcaldeso
que, de Cádiz, se ha mudado;
pues es tan grande el exceso
de peticiones de ayuda
que a la puerta de su casa
le llegaba cada día
que tan enorme porfía
ya disparaba sus dudas
y hubo de hacer tabla rasa.

De acuerdo que la promesa
de velar
por los pobres convecinos
desvalidos
no pareció tan traviesa.
Pero al andar el camino
era tal el remolino
que se ha ido
a vivir en otra parte
donde esmerarse en su arte
y ejercer su apostolado
con mejor comodidad,
que, a menos fraternidad,
más sosiego;
y, un poquito retirado,
de repente, ha espabilado:
"digo digo y dije Diego".

Las quejas,
prolijas ante su reja,
que suplicaban ayudas,
que junto a su anterior casa,
crecientes, se amontonaban,
también padecen sus dudas:
Alcaldeso, lo que hablabas,
¿era verdad todo eso,
o qué pasa?

"Porque, con puente o sin puente, hay que ver cómo es la gente". 





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