Como si de un
“film” espectacular se tratara, que el género ya lleva rodados muchos ejemplos,
al Louvre se la han jugado. Dicen que cuatro diligentes ladrones (estas hazañas
sólo se atribuyen al ímpetu masculino:
es por la brecha salarial, quizá), echándole desenvoltura y naturalidad,
celebraron de pintoresco modo la santidad del domingo y, trepando ágiles por
una escalera de operarios, han conseguido un botín en joyas de “incalculable valor histórico y patrimonial”, como nos repiten los profusos
reporteros y similares, en los informativos unánimes de todo el mundo mundial.
El robo se
realizó en siete minutos, por lo visto, que viene siendo un alarde notable de
velocidad y precisión, aunque los intérpretes se dejaran caer, suponemos que en
la huida, una corona extraordinaria, cuajadísima de brillantes y esmeraldas.
Por lo demás, se han apropiado de diversas piezas hermosísimas y costosísimas y
así está la cosa.
No suena que se
puedan vender de cualquier manera; sale enseguida la teoría del coleccionista
todopoderoso y el correspondiente encargo, que no sería la primera vez. En
tanto, escándalo gordo, desprestigio nacional y pesquisas urgentes, que la “grandeur” de los afectados tolera
malamente, trá, trá.
En ese museo,
y en tantos otros, reposan, para solaz de visitantes, ricos, importantes, vibrantes
objetos que acarrean procedencias intrincadas, orígenes y tránsitos
tumultuosos, no siendo su recorrido ajeno a los expolios que en la Historia
unos y otros han ido cometiendo, tan es así que nadie debería tirar la primera
piedra.
Luego, está
el refranero, lo de que el que roba a un ladrón tiene etc…
Qué mundo,
¿no?
En la ciudad de CASTRES (Francia) está el MUSEO GOYA, donde hay una excelente colección de obras de nuestro genial pintor QUE, según me informaron en dicha ciudad, FUERON ROBADAS, DE MUSEOS Y COLECCIONES PRIVADAS EN ESPAÑA, POR LAS TROPAS DE NAPOLEÓN DURANTE LA INVASIÓN/GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.
ResponderEliminarSaludos.