martes, 14 de octubre de 2025

Morante

 

En el arte, que también es espectáculo, del toreo, es considerable la huella, la influencia y la independiente trayectoria que Morante de la Puebla ha significado durante años.

El mérito, la técnica (si puede decirse así), la entrega y las facultades de valor y entendimiento en ese asunto, que los ignorantes desprecian, avalan sus tardes y su no discutida importancia.

Añádase a ello la clarividencia, si se quiere menor, o no, de incorporar, recuperar y/o traernos de vuelta unas estéticas que, de reminiscencias o bien de directas innovaciones, han coloreado -más allá de cualquier rancia querencia de añejos y “ortodoxos” veteranos- el contemporáneo devenir de la fiesta española por antonomasia, plena de tradiciones y legado cultural y artístico, a pesar de sus paniaguados y cerriles detractores, idiotas de la falsa “modernidad” y los titiriteros escrúpulos de conciencia, que jamás les asoman ante cuestiones sideralmente más graves y urgentes.

Morante se retira de los ruedos, lo que otros hicieron antes y, ya se verá en su caso, volvieron a volver, porque es mucho y hondo lo que una religión así requiere de sus feligreses.

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