-las líneas de anoche…
-Que deben ser pocos y aun éstos, remisos y en
exceso prudentes o tímidos para manifestarse con aprobación o en discrepancia…
-…pudieron notar tu desafección hacia los
productores y editores que campaban (y se ve que siguen) en los predios de la
actividad industrial añadida a la música.
-Desafección es término melifluo y caritativo que
pocos, o ninguno de esos autoinjertados andaban mereciendo. De buena tinta lo
afirmo porque lo comprobé enseguida.
-¿De qué experiencia nos escribes?
-Quizá ya la he referido, mas no importará
repetirla: en los preliminares de SOLERA, fuimos convocados para ceder
-mediante contrato al 50%- nuestros derechos de autor a la editorial adjunta a
la discográfica Hispavox, ni peor ni mejor que las que hubiera en otras
disqueras del gremio. El burdo señuelo que se nos ofrecía era la difusión
añadida a nuestro quehacer y las gestiones con los contactos internacionales
que fomentarían su rendimiento. Un tal Regueiro, tomándonos por más ingenuos de
lo que nuestra joven edad evidenciaba, tuvo la cínica desfachatez de camuflar
su exigencia, su extorsión (si no firmabas, el disco no saldría) con una frase
que no he olvidado: “A nosotros (la editorial) no nos guía la cuestión
crematística”.
-Tócate los cojones.
-Esa ordinariez corre de tu cuenta. La verdad es
que aquella fanfarronada embustera no coló, claro; pero nos vimos en la
tesitura de entrar por un aro perpetuo y leonino que sólo con negligencia o
carambolas casuales, espontáneas, cumpliría, y con escasez, las promesas del “acuerdo”.
-¿Y los “productores”?
-Raro si hubo alguno que se salvara.
-Vaya.
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