miércoles, 26 de febrero de 2025

Quienes te leyeran

 

-las líneas de anoche…

-Que deben ser pocos y aun éstos, remisos y en exceso prudentes o tímidos para manifestarse con aprobación o en discrepancia…

-…pudieron notar tu desafección hacia los productores y editores que campaban (y se ve que siguen) en los predios de la actividad industrial añadida a la música.

-Desafección es término melifluo y caritativo que pocos, o ninguno de esos autoinjertados andaban mereciendo. De buena tinta lo afirmo porque lo comprobé enseguida.

-¿De qué experiencia nos escribes?

-Quizá ya la he referido, mas no importará repetirla: en los preliminares de SOLERA, fuimos convocados para ceder -mediante contrato al 50%- nuestros derechos de autor a la editorial adjunta a la discográfica Hispavox, ni peor ni mejor que las que hubiera en otras disqueras del gremio. El burdo señuelo que se nos ofrecía era la difusión añadida a nuestro quehacer y las gestiones con los contactos internacionales que fomentarían su rendimiento. Un tal Regueiro, tomándonos por más ingenuos de lo que nuestra joven edad evidenciaba, tuvo la cínica desfachatez de camuflar su exigencia, su extorsión (si no firmabas, el disco no saldría) con una frase que no he olvidado: “A nosotros (la editorial) no nos guía la cuestión crematística”.

-Tócate los cojones.

-Esa ordinariez corre de tu cuenta. La verdad es que aquella fanfarronada embustera no coló, claro; pero nos vimos en la tesitura de entrar por un aro perpetuo y leonino que sólo con negligencia o carambolas casuales, espontáneas, cumpliría, y con escasez, las promesas del “acuerdo”.

-¿Y los “productores”?

-Raro si hubo alguno que se salvara.

-Vaya.             

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