viernes, 31 de mayo de 2024

Ahí la tienen

 

Fenómeno imposible sin la contemporánea alienación de la televisión, el internete y demás adicciones (esponjas con insistencia pasadas por nuestras mentes), la chica Taylor, a despecho del colectivo frenesí y el fanatismo imberbe que va levantando entre la legión de jovencitos de dudoso caletre, no ofrece relieves de consideración en lo adocenado, trillado y facilón de su música, ni en la puesta en escena gigantesca y ya cansina de los grandes “shows” al uso, ni en unas facultades como cantante muy por debajo de numerosas intérpretes que la precedieron y/o comparten hoy su actividad en el mundo del espectáculo.

Tampoco pasa de ser una especie de “barbie” multimillonaria que de manera inexplicable e hiperbólica intentan subir a un podio de mozas verdaderamente guapas, que haberlas, haylas, en florida y abundante cosecha.

Pero ahí la tienen: notición preferente de idolatría con miles, millones de seguidores, muestra, ésta sí relevante, de una decadencia, de todo lo que la globalización tiene de pandemia con tontunas.

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