martes, 14 de mayo de 2024

Vulgar, grotesco, chirriante

 

Cada año, creemos imposible que el catálogo de miserias que exhibe Eurovisión pueda ir a peor. Y volvemos a equivocarnos.

El vestuario de los intervinientes tiene ingredientes llamativos de disfraz delirante, de saldo de trapos extravagantes y gratuitos, cuyo único fin parece ganar el festival con la consigna de “a ver quién disparata más”.

El alarde tecnológico de luces y efectos se queda en el frecuente abuso y una discutible “creatividad” que compite con el carácter disuasorio y disperso de los bailarines frenéticos y a su bola que rodean casi todos los temas presentados.

Y las presuntas canciones a examen:

Lo que debía ser música no existe; y las letras se despeñan por la sima abismal de pavorosas posiciones con tintes ideológicos y demás tontunas.

Lo más relevante del asunto seguramente está en la deriva de ignorante atrevimiento de los “analistas” y pontífices similares, y en la esponja de zafiedad y gregarismo sin paladar que le vienen pasando a eso que queda de lo que eran los espectadores, el “distinguido público”.

-¿Son más amenas las elecciones de los políticos?

-Igual sí.

2 comentarios:

  1. Pionono es mayor y gruñón por demás. Tal vez por eso hace décadas que no me despierta ni el más mínimo interés esa exhibición de vulgaridad y falta de talento. Un abrazo desde la sierra madrileña.

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  2. Lo importante era decir "soy zorra"

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