-Vuestros renglones de ayer andaban decepcionados,
Hipocampo.
-Me llegan tantas señales…
-Pero no me diréis que son algo nuevo.
-Claro, sólo que el ánimo dista de ser de acero
inoxidable. Y la paciencia tampoco da mucho de sí.
-El país.
-Este nuestro. Lo he reiterado en ocasiones: la
corrupción de los malos ejemplos es veneno del peor. Sobre lo que oxida las
conciencias, luego es dificilísima la recuperación, el regreso a una vida cuyo
porcentaje de mentiras y chapuzas sea el mínimo, y porque no habrá otro
remedio, Dios nos hizo de barro. Pero esto…
Así que el país, este que tenemos, nos lo están echando a perder, unos y
otros, con ir pudriendo las instituciones, las estructuras que necesitamos, con
llevarnos al uso del cinismo como ingrediente social, con la gigantesca piscina
de hipocresía en la que nos sentimos chapoteando… Somos una orquesta…
-Ya os conozco ese símil.
-…con directores funestos. Cualquier día, hasta
los atriles se van a volar con el huracán.
-¿Vuesa Merced se dará a la bebida?
-¿Por quién me tomáis, caballero?
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