miércoles, 25 de agosto de 2021

Interpelación

 

-¿Vuesa Merced acaso no solía

escribir de balandros y de faros,

de las diversas fases de la luna,

desvelado lector “de claro en claro”?

¿Con discreto descaro, no narraba

algún lance de amor que la Fortuna

(siguiendo el vuelo de la fantasía)

le deparaba a veces todavía?

¿Acaso ha decaído vuestro estro

y el ejercicio diestro

que apegado al papel os mantenía

ha sufrido desgastes y desdoros

y no se encuentran verbos tan sonoros

que evaporen del alma la apatía?

-Tenéis razón. Os debo una respuesta

que corresponda a tanta cortesía:

que mi propia conciencia ya protesta

y responsabiliza a la pereza,

las siestas leves y las buenas mesas,

de este “dolce far niente” como oficio

de sosegado y romano patricio.

-¿Quizá puedan ser cosas de la edad?

-No se descarte

si parece que todo se ha vivido.

Y aunque el silencio tenga sus sonidos,

acudiré a vuestra requisitoria

exhumando los versos de una historia

las próximas jornadas.

-Os lo agradezco, sire.

-Y yo, de nada.                                            

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