lunes, 21 de septiembre de 2020

De fiesta

 

No falta quien sostiene

que esto ha sido una trampa programada

por los sabios perversos que, en sigilo,

cuando les da el capricho,

nos llevan por las trochas que les peta,

nos deciden las vidas

y nos arrean como a una manada

o el viento, a una cometa.

O bien que a los cabrones que comento,

con culpable, dolosa negligencia,

se les fue de las manos y la ciencia

un maldito y nefasto experimento.

 

Como en las más Antiguas Escrituras

que atroces plagas y calamidades

nos refieren, causando nuestro espanto:

así ha dejado el mundo, hecho unos zorros,

esa mierdosa panda de ceporros.

 

Y ahora piden paciencia,

comprensión obediente y sacrificio

con la estúpida y larga normativa

(rebozada en mentiras evasivas,

inflada de tunante incoherencia)

que, afirman nuestros jefes,

podrá reconducir el maleficio.

Entre tanta tormenta

y viendo que no atienden a otra cosa

que al cínico reparto de la tarta,

¿no quedará un mal rayo que los parta?

1 comentario:

  1. ¡Bienvenido, superviviente a la brocha gorda!
    (La Ilustre espero se encuentre bien)

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