miércoles, 25 de junio de 2025

Daño quizá irreparable, que no restauración,

 

es lo que se ha perpetrado contra la Macarena.

Ejemplo principalísimo de la imaginería sacra, siglos de arte y de historia, veneración sin límites, magnetismo indiscutible entre generaciones de propios y extraños…

Todo ello se ha puesto en riesgo con ligereza, con inseguro sentido de la oportunidad y la necesidad, y en manos de quien o quienes (por lo menos en esta ocasión) se han demostrado incompetentes, torpes y para nada “especialistas” de lo que cabría exigir.

De negligencias y de ignorancias, ambas impertinentes, estamos surtidos por desgracia en nuestros tiempos. En este caso tampoco han faltado los distantes, los áticos de la estúpida superioridad que han tratado la noticia como “cosas de sevillanos”, interpretación que ya evidencia ese embotamiento mental y esa cojera sensible de los “ilustrados” de la tecnología y la IA, que están confundiendo el arte auténtico y la fineza con las facilidades vulgares y el enrasamiento que los infantiliza. Y que serán, acaso inconscientes, las mayores y más merecedoras víctimas de sus desprecios.

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