viernes, 23 de junio de 2023

El tirón en el ADN

 

Fue como un vuelco, un suceso imprevisto; algo que, por tendencia personal, estaba alejadísimo de las posibilidades.

Y, de repente, me salió, me puse a quererte sin ambages, sin atenuantes, sin (qué cosa, ¿eh?) una reflexión que no habría encontrado su sitio.

Treinta y pico de años. Los pasos que dimos, los que nos indujeron a dar, han sembrado una distancia que sigue sin reducirse por completo.

Las cartas que, con daño compartido, no se ponen bocarriba, prolongarán este sinsentido: este “sindios”, para acogerme a uno de tus giros.

Lo que acaso más me esté doliendo ahora es que no es “como si no hubiera un mañana”, sigo citándote, sino que ya apenas nos va quedando mañana que malversar.

Dos lucerillos cuyas órbitas dan trompicones y no se encuentran; dos piedrecitas pendientes de un engaste común.

A pesar del tirón que nos tenemos y del que tratas de renegar. Del ADN ese que, escúchame, no podrá quitarnos nadie.    

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