viernes, 19 de junio de 2020

Poco a poco

No sorprende que cuando se han producido con notoriedad gestos y actuaciones de los rabiosos contra la figura del Rey y contra los símbolos nacionales, sin recibir especial crítica (antes bien, con algún aliento o comprensión filoseparatista) por parte de ciertos figurones, o cuando las salvajadas de los raperos o las insultantes burlas antirreligiosas de otros energúmenos son condonadas con una hipócrita bula de "libertad de expresión", poco a poco se vaya llegando al episodio, ya viral, de la galería de tiro malagueña.
Vivimos por desgracia una etapa de colores tormentosos que nada bueno augura. Y ocurre que a la facción que desempolvó con ahínco el estilo maniobrero de las provocaciones demagógicas y de las otras, finalmente le ha ido saliendo la respuesta, nada tímida, del bando contrario.

Ahora, calentando motores, no pintan bien el horizonte ni la cristalización posible de sus desenlaces. Aunque sí vuelve a llamar la atención que la abogacía del Estado, que más debería llamarse la del partido en el Gobierno, sea tan caprichosa y frívola a la hora de elegir entre el remoloneo distendido y la asepsia fingidamente escrupulosa para unos casos, y la diligencia asombrosa y el prodigio de eficiencia que repentinamente exhibe para otros.    

1 comentario:

  1. Por no hablar de otras menudencias como la cabeza guillotinada de Rajoy, la quema de banderas y fotos del Rey, los abucheos al himno nacional, las persecuciones e insultos por la calle.
    Aunque respecto a lo de las quemas quizá Pionono pueda entenderlo: "porque dejadme que prefiera, la hoguera, la hoguera, la hoguera..."

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